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Se acercan los meses de calor y aumentan las instalaciones de aires acondicionados, unos equipos que consumen mucha energía y emiten grandes cantidades de dióxido de carbono. Con unas mínimas precauciones, se puede reducir notablemente su impacto en la factura eléctrica y el medio ambiente.
Lorena Farràs Pérez

La implantación de aparatos de aire acondicionado ha aumentado rápidamente en los últimos años. Estos equipamientos son grandes consumidores de energía -lo que repercute notablemente en la factura eléctrica- y grandes emisores de dióxido de carbono. Pero con una serie de consejos se puede reducir considerablemente su consumo.

Instalando toldos en las ventanas donde más da el sol, evitando la entrada de aire caliente en el interior del hogar y aislando adecuadamente paredes y techos, se pueden conseguir ahorros superiores al 30%, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae). A la hora de comprar un aparato nuevo es importante primar los de mayor eficiencia energética. Por el mismo nivel de prestaciones, hay equipamientos que consumen hasta un 60% más. Tampoco hay que descuidar el mantenimiento: un filtro sucio puede aumentar el consumo hasta un 15%.

Y para un mejor funcionamiento es necesario colocar los aparatos de tal modo que les dé el sol lo menos posible. Por otro lado, una temperatura de 25 ° es suficiente para sentirse cómodo; cada grado de menos incrementa el consumo un 7%.