Había una vez una casa que, para muchos, era simplemente una estructura de ladrillos y mortero. Sin embargo, para nosotros, la familia que ha vivido entre sus paredes, ha sido mucho más que eso: el escenario de nuestra vida, de innumerables momentos felices y recuerdos entrañables.
Todo comenzó hace años, cuando esta encantadora vivienda nos acogió por primera vez. Nos enamoramos de su encanto instantáneamente. ¿Cómo no hacerlo? Sólo con ver las calidades y las posibilidades... ¡No nos la podíamos quitar de la cabeza! Ya nos imaginábamos las posibilidades, por ejemplo, del semi-sótano, un espacio versátil que, con los años, se convirtió en el epicentro de fiestas y risas, también fue testigo de noches de estudio y proyectos laborales. Era un refugio de creatividad y diversión para todos.
La planta baja se convirtió, enseguida, en el espacio común de la familia. El hecho de que tuviera la habitación y el baño completo en la planta baja, nos sirvió el rincón perfecto para los abuelos cuando visitaban, o para cualquier invitado que buscara comodidad sin las escaleras. El salón, con su cálida chimenea, fue el lugar donde hemos pasado centenares de tardes de domingo viendo pelis y comiendo palomitas al calor del fuego...
La cocina, un espacio lleno de aromas tentadores y risas compartidas, era el corazón de la casa, con acceso directo a un patio que se transformaba en lugar de encuentro y de miles de momentos en familia.
Y ya subiendo las escaleras, el segundo piso ha supuesto la zona de tranquilidad e intimidad de cada uno de nosotros, pues alberga tres habitaciones, cada una con su propio carácter y la comodidad de armarios empotrados. Los baños eran testigos silenciosos de las rutinas matutinas y de las noches de relax en la bañera.
Pero lo más especial es la buhardilla convertida en un dormitorio acogedor, un santuario personal para quien buscara un momento de tranquilidad. La terraza privada ofrece vistas que inspiraban a soñar en grande y a contemplar el mundo desde lo alto.
La casa estaba equipada con tecnología moderna que abrazaba la sostenibilidad: ventanas de climalit, aire acondicionado con splits de aire frío y calor, y placas solares para el agua caliente. Era un hogar que abrazaba el futuro mientras conservaba la esencia de la familia que lo había convertido en su mundo.
Y la zona... ¡Qué decirte de Mairena! Se ha convertido en la capital del Aljarafe. Llena de servicios, de vida, de alegría... y con el metro a pocos minutos caminando. ¿Qué más se puede pedir?
Cada rincón de nuestra casa cuenta una historia, cada espacio guarda un secreto de alegría compartida. Espera para ser habitada nuevamente, para ser testigo de nuevas historias y por acoger a aquellos que busquen no solo una vivienda, sino un hogar lleno de amor y recuerdos por crear.
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