Gilmar pone a tu disposición esta joya de la arquitectura regionalista de principios del siglo XX ubicada en la Calle Castillo. La denominación antigua de esta calle era Calle del Peso de la Harina, por estar en ella ese puesto de control aduanero en el ingreso a la ciudad y llamada después Calle Puertas.
La arquitectura de la Calle Castillo configura un conjunto neoclásico-academicista donde destacan las casas de patio tradicional con jardines traseros ganados hacia 1868, que descendían en su momento hasta el barranco Guiniguada, o patios de servicio que se abrían a antiguas huertas, siendo este el caso que nos ocupa. En la fachada, destaca el uso de la cantería en los cercos de los huecos, las pilastras laterales dentadas, el zócalo y la cornisa. El balcón de madera cubierto contribuye a centrar la simetría de la fachada.
Esta casona típica canaria a lo largo de los años ha tenido diferentes propietarios, siendo residencia familiar con consultorio médico durante la primera mitad de siglo. En el año cincuenta y tres la adquiere la Condesa Viuda de la Vega Grande, quien encarga al arquitecto y urbanista español don Secundino Zuazo una remodelación completa, con el mandato expreso de respetar la esencia colonial de origen. A finales del siglo, los siguientes propietarios hicieron de la planta baja de la casa y de sus jardines un Jardín de Infancia durante veinticinco años, actividad que por medio del alquiler continuó de la mano de varios colegios. Esta actividad cesó hace ya unos años siendo actualmente seleccionada en diferentes ocasiones para el rodaje de películas de cine y televisión, una de ellas una serie reciente de televisión española donde se pueden ver algunas estancias y el patio central.
Actualmente la parte baja la compone un garaje para varios vehículos, un acceso peatonal precioso, con la madera y unos baldosines andaluces como protagonistas, por el que nos adentramos al patio, donde todas las miradas confluyen en la fuente central de piedra tallada, considerada una de las más bonitas de las casas coloniales de Vegueta. Rodean este patio una serie de estancias siendo las del fondo las que se comunican con el amplio jardín, con varios niveles y orientado hacia el Barranco Guiniguada. Conectamos con la planta alta por medio de una poderosa escalera recubierta en su totalidad de cantería que no deja a nadie indiferente. Es en esta planta alta donde se conserva prácticamente intacto el carácter de la época en la que se creó esta joya arquitectónica. Sus salones y estancias privadas dan todas a balcones tanto exteriores como los corredores interiores que bordean desde lo alto el patio, pudiendo disfrutar tanto de la luz como de la vegetación que nos ofrece. Por medio de una segunda escalera de servicio comunicamos también estas dos plantas pudiendo llegar asimismo a la azotea, donde alberga las áreas consideradas en la época de servicio con las zonas de descanso del personal, lavandería y palomar. Desde este punto de la vivienda se puede apreciar un trescientos sesenta grados de vistas de los barrios que nos rodean y que tienen al Barranco Guiniguada como nexo de unión. Mencionar que la propiedad tiene para su servicio y recogido en escritura pública, tres cuartas parte de una paja de agua discontinua de la Fuente los Morales.
Por sus características se ofrece tanto con un fin de residencia familiar como para infinitos posibles proyectos empresariales que permita el Plan Especial de Protección y Reforma Interior de Vegueta-Triana (PEPRI), ya que como gran parte del histórico barrio de Vegueta esta vivienda forma parte del Catálogo de Protección con protección ambiental.
