De las cosas más gratificantes de nuestro trabajo es cuando se genera una conexión entre hogar y persona. Cuando se genera ese vínculo, la chispa se enciende, y cual motor de combustión, todo empieza a funcionar.
Cuando conectamos por primera vez con esta casa, una voz de ayuda salía de sus entrañas, la escuchamos, comenzamos el proceso de "reanimación", sacamos el desfibrilador, y nos pusimos manos a la obra. Tras un proceso de reformar, pintar, y decorar, esta villa ha volvido a la vida, y el resultado no nos puede gustar más.
Sus 230 m2 se distribuyen en dos plantas, en la primera, se encuentra el salón comedor, con muchísima luz y muy amplio, la cocina, completamente reformada y equipada, un baño también completamente reformado y una habitación de servicio.
En la segunda planta se encuentran tres habitaciones dobles, y dos baños completos, y una super terraza desde donde casi podemos acariciar el Mar Mediterráneo todo los días.
Las zonas verdes son una pasada, es un verdadero privilegio poder disfrutar de estas zonas, sobre todo la de la parte de atrás de la Villa, donde podemos encontrar un antiguo "Trinquet", un espacio único, nostálgico, pero al cual, se le puede dar un nuevo uso convirtiéndolo en un espacio especial.
La parcela sobre la que se haya construida esta Villa es de 1.089 m2.
Tener el placer de salir a tu terraza en cualquier momento del año y ver el Mar es un sueño hecho realidad. Las vistas son increíbles.
Ojalá estar allí ahora mismo, tomando el sol en bata con el café de la tarde...
¡Os va a gustar!
