Da igual que sea un día laborable o fin de semana, mis mañanas siempre empiezan temprano. Es mi momento, los minutos que dedico al tan ansiado autocuidado... Preparo un buen café, si es invierno me cojo una buena manta y salgo a la terraza para disfrutar de unos minutos de silencio y tranquilidad. Unas veces leo algunas páginas de una buena novela, otras escucho música y otras, simplemente disfruto de a brisa del Aljarafe... Es mi momento de paz.
A partir de ahí, todo cambia. Comienzan a sonar los despertadores y el ritmo es el protagonista. Cuando nos mudamos a esta casa, había algo que teníamos muy claro: debía ser muy funcional para nuestro día a día. Un sito para desayunar o comer en la cocina y dos cuartos de baño, eran indispensables.
Una vez que todos estamos listos y preparados... ¡Comienza la jornada! La verdad es que todo también es fácil. Tener todos los servicios en el entorno ayuda y mucho. En Mairena están algunos de los mejores colegios, de hecho, por el que optamos está a sólo unos minutos. Tras ello, llegar a Sevilla para trabajar es cuestión, también, de un ratito... Ya nos hemos olvidado de los atascos y de las búsquedas de aparcamiento interminables en el centro porque... ¡Vamos en metro! Sentados, escuchando música, leyendo, bicheando las redes sociales. En definitiva, cero estrés.
A la vuelta, cada uno toma su rumbo. Los más pequeños siempre tienen plan en la urbanización: cuando no están jugando, están bañándose en la piscina y cuando no, celebrando un cumpleaños o cualquier otra cosa en el club. Y es que, con estas zonas comunes no hace falta nada más. Está todo en el mismo recinto y sin ningún tipo de peligro.
Y a mí... ¿Qué quieres que te diga? Me encanta estar en mi casa. Cuando nos la dieron, la diseñamos y decoramos para que fuera un sitio en el que estar muy a gusto. No sólo la terraza de la que ya te he hablado y en la que guardamos, además, miles de anécdotas, sino también el resto de la casa. Si tuviera que definirla con tres adjetivos, lo tendría muy claro: Alegre, con mucha luz y mucha vida; cómoda, porque está hecha para ser vivida; y confortable, para que se pueda sentir eso que dicen de "qué bien se está cuando se está bien".
Por eso, además, le pusimos unos extras que ayudan: aire acondicionado frío/calor con termostato y programador; caldera con intercambiador para aprovechar el agua de las placas solares; y, entre otras, carpintería con aislamiento acústico y rotura de puente térmico, para asegurar el máximo confort.
Como imaginas, nuestra etapa aquí ha finalizado y nos gustaría encontrar a una familia que esté dispuesta a disfrutarla y a ser, al menos, tan felices como nosotros hemos sido aquí. ¡Llámanos!
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