Lujo clásico en edificio emblemático de la ciudad
Con una superficie construida superior a 300 m2, esta lujosa propiedad nos sorprende con espectaculares acabados de las mejores calidades, así como con ornamentos palaciegos en su interior. Nos recibe un gran salón con lámparas de cristal, paredes de estuco y elementos tanto de puertas como del mobiliario de maderas nobles trabajadas a medidas por ebanistas, así como molduras con pan de oro y piezas únicas en la sala. A través de unas impresionantes puertas de doble hoja nos trasladamos al segundo salón, que incluye la zona de comedor y gira en torno a un amplio patio interior con suelos de ónix, con posibilidad de iluminarlos; así como un gran mural de suelo a techo creado a medida para la vivienda, y una escultura-fuente creada por el maestro vidriero Josep San Juan. Esta zona da acceso a la cocina, que también tiene ventanas a este espectacular patio. La propiedad cuenta con tres amplias habitaciones con baño en suite, así como un aseo de cortesía. Al mismo tiempo cuenta con un gran despacho con librerías hechas a medida y columnas clásicas en su interior. Tres luminosos balcones a la calle y un segundo patio interior completan la propiedad. La vivienda cuenta con aire acondicionado central por conductos, suelos de baldosas cerámicas con calefacción radiante, cristales dobles climalit, persianas eléctricas, alarma y puerta de seguridad. Asimismo, el edificio cuenta con portero y ascensor. La propiedad se vende con dos plazas de garaje en un edificio vecino, así como con el mobiliario que incluye muebles, alfombras, lámparas, etc. (no incluidos algunos elementos de decoración, así como de menaje de hogar).
En el corazón de la ciudad, en plena Plaza del Ayuntamiento, se localiza este emblemático e histórico edificio de 1920. Su historia comienza a finales del siglo XIX, cuando por entonces la alta burguesía valenciana deseaba trasladar a la ciudad de Valencia las costumbres y el estilo arquitectónico de las ciudades italianas. Movida por esta corriente, la marquesa de Campo Salinas y Condesa de Ripalda, Dña. María Josefa Paulín de la Peña, encargó en 1889 al arquitecto Joaquín María Arnau Miramón (Valencia, 16 de marzo de 1849 - Godella, 8 de septiembre de 1906) la construcción de un espacio que llevaría el nombre de la propia Condesa: el Pasaje Ripalda. Dicho pasaje se construyó como un conjunto arquitectónico de claro estilo neoclásico, sorprendiendo a los valencianos por los imponentes arcos de sus entradas, que daban la bienvenida a sus transeúntes hacia su interior decorado con armoniosos dinteles y ménsulas, todo ello bajo sus claraboyas que llenaban de luz el pasaje.
