
El alquiler temporal se encuentra dentro de la categoría de uso distinto al de la vivienda por estar destinado principalmente a personas que se trasladan a otra ciudad principalmente por motivos profesionales o formativos, y cada vez más a los nuevos “nómadas digitales”. Por esto, y en el último año, el interés por alquilar bajo la modalidad de alquiler temporal aumenta cerca de un 200%.
“La posibilidad de acotar el acuerdo a un periodo que no supere los seis meses supone, para el propietario, una capacidad mucho mayor a la hora de disponer libremente de su vivienda”, afirma Rodrigo Herrero, CEO y fundador de Youhomey.
Estos datos confirman el creciente interés tanto de propietarios, como de inquilinos, por este modelo de alquiler que oscila entre uno y seis meses, hasta hace relativamente poco, totalmente minoritario.
Alquiler temporal: ¿Cuándo nace esta modalidad de alquiler?
El alquiler temporal es un clásico dentro de nuestra legislación, pero es cierto que cada vez cuenta con más adeptos. En concreto se trata de un tipo de alquiler contemplado por la LAU (Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos) y cuyo plazo va desde los 32 días, normalmente, hasta los seis meses. La LAU considera en este caso para uso distinto de la vivienda, lo que los exime de la rigidez de la norma que afecta al alquiler de larga estancia.

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Por qué es un tipo de alquiler en auge
La explicación al continuo auge de esta modalidad de alquiler se centra, en opinión del experto de Youhomey, en varias razones.
Por un lado, permite lograr una interesante rentabilidad, sin perder a largo plazo la disponibilidad de la vivienda. También evita los topes impuestos a los precios. “La actual Ley por el Derecho a la Vivienda, y la congelación impuesta a la actualización de los alquileres, en plena escalada de la inflación, están desincentivando el interés de los propietarios por destinar sus propiedades a la vivienda habitual” afirma Herrero. Con cada nuevo inquilino que ocupe la vivienda, el propietario es libre de fijar un precio en función de la oferta y demanda existente en ese momento en el mercado.
También es factible por las rentas ligeramente más altas que las destinadas a residencia habitual.
¿A quiénes va destinado?
Se trata de una fórmula ideal para aquellas personas que se trasladan a vivir a un destino por un plazo de tiempo excesivamente largo para optar por un hotel, pero que no superan los seis meses mínimos que exige el casero de largo plazo.
Según el experto, va destinado especialmente a estudiantes, y personas que son trasladados a una ciudad un tiempo relativamente corto por motivos profesionales, y que necesitan tener desde el primer día todo el mobiliario, los servicios y los suministros ya operativos. Se trata de un cliente que busca comodidad y buena ubicación, pero sin caer en un gasto más elevado de lo que sería normal.
¿Qué ventajas ofrece el alquiler temporal?
La principal ventaja, según nos explican en Youhomey, es que al poder optar por alquilar en periodos cortos, el propietario tiene mucha mayor flexibilidad a la hora de rentabilizar su propiedad, pudiendo por ejemplo aumentar la renta durante la temporada alta, o tener un periodo de tiempo para su uso personal de la vivienda.
Además, en este caso los topes al incremento de la renta impuestos por el actual gobierno no les afectan, esto podría ofrecer una mayor rentabilidad al propietario.
No obstante, es importante tener en cuenta que cuando la vivienda esté vacía, entre uno y otro inquilino, el propietario reducirá su rentabilidad frente al alquiler de larga estancia. Además, es probable que deba asumir los costes de las pequeñas reparaciones que siempre son necesarias en el cambio de inquilino.
El propietario recibe la renta pactada todos los días 10 de cada mes independientemente de si la vivienda está alquilada o no, y aún en el caso de que esta fuera ocupada, asegurando al propietario el mantenimiento del estado de su propiedad, y protegido ante el coste que pueda generar el deterioro del inmueble bajo otros modelos de alquiler, permitiendo obtener precios más elevados por el mismo y mantener estas altas ocupaciones.
También hay inconvenientes
Herrero también reconoce algunos inconvenientes de esta fórmula. Gestionar una vivienda para el alquiler temporal exige una dedicación que no muchos propietarios quieren o pueden asumir.
Cada cambio de inquilino supone la adecuación de la vivienda -limpieza, pequeñas reparaciones-, cambios de titularidad de todos los suministros, la búsqueda y selección de un nuevo inquilino, la firma del nuevo contrato, etc. “Esta gestión, mucho más dedicada, supone una mayor inversión de tiempo y dinero, por lo que el trasvase de vivienda convencional a temporal no se está produciendo a mayor velocidad”, concluye.