La costa occidental de Asturias está llena de lugares de ensueño, y comparte, al igual que en gran parte de Asturias, playas de arena fina, bosques frondosos, rutas de encanto con cascadas como las de Cioyo, una gran cantidad de joyas naturales que aportan capas y capas de profundidad a esta tierra de gran riqueza. Nos centramos en el concejo de Castropol, en plena ría del Eo, y dentro de la Reserva Natural de la Biosfera 'Río Eo, Oscos y Terras de Burón', en la última etapa de Asturias del Camino de Santiago del Norte. Playas tan maravillosas como la de Peñarronda o la de Arnao se encuentran tan cerca de la ría, famosa también por su riqueza en pescados y mariscos, donde destacamos por encima de todo la Ostra del Eo, joya gastronómica sin duda alguna.
La primera vez que descubrimos La Casa del Burrero nos llamó poderosamente la atención su privacidad y su absoluta paz ambiental, solo perturbada por los cantos de los pájaros y a veces el mecer de las copas de los árboles que la rodean. Esta gran casa de piedra reconvertida en parte en hotel rural, es imponente y magnéticamente atractiva. Rodeada de vegetación y totalmente restaurada, cuenta con los elementos tradicionales típicos de la arquitectura de la zona, como el tejado de pizarra, o los aislamientos entre muros de hojas de panoya (mazorca de maíz), cuenta hoy en día con todas comodidades para que tanto sus huéspedes como toda la familia puedan pasar allí los mejores ratos y descansar plácidamente. Una de las razones fundamentales para quedarse aquí es el estar a solo 20 minutos a pie de la playa, o a pocos minutos en coche, si se prefiere.
En total cuenta con 440 m2 construidos, donde 175 m2 corresponden a la parte de vivienda y el resto, otros 265 m2, pertenecen al hotel. La casa, en primer lugar, cuenta con dos plantas de 70 m2 y un bajo cubierta también de 70 m2, cuyos metros se tienen en cuenta a la mitad. Cuenta con una gran cocina totalmente equipada, con isla, que tiene acceso al hotel, pues aquí se preparan los desayunos y cenas para los huéspedes, y también desde aquí se accede al jardín, del que hablaremos más adelante. Tiene también un salón con chimenea y un pequeño recibidor, que hoy en día cuenta con un uso más de oficina para los temas del hotel, pero dispone, no obstante, de armario empotrado, ideal para guardar las chaquetas y ropa de abrigo. Subiendo por las escale.
