Esta residencia fue meticulosamente planeada con estilo por un arquitecto para su propio uso y disfrute en 1999. Cuando un arquitecto diseña su propia casa, es evidente tan pronto como entras por la atención al detalle, el diseño y el uso de los espacios, el juego de luces en los elementos arquitectónicos, la amplitud y la luminosidad. Una sensación de bienestar y seguridad te envuelve de inmediato, ya que todo parece estar en su lugar, invitándote a vivir en ella, disfrutando de las cambiantes estaciones, observando el paisaje cambiar de color.
Su creador ha diseñado el espacio, desarrollando la sala de estar en el primer piso, bañándolo en luz y aislándolo del suelo. En el diseño, se ha tenido en cuenta el espacio para la futura instalación de un ascensor para facilitar el acceso a la sala de estar en el segundo piso y al estudio. Asimismo, se ha resuelto el acceso con la adición de un zaguán (hall de entrada), un elemento abierto al patio que organiza y unifica los diversos espacios de la planta baja, desde el garaje hasta la cocina de verano con su barbacoa y el baño, así como tres prácticos trasteros que flanquean la entrada y la escalera que conduce a la residencia de nivel superior. Un magnífico espacio por su tamaño y practicidad, que, debido a la falta de metros cuadrados disponibles, ha caído en desuso en proyectos de vivienda. Esta es otra característica que hace de esta casa algo hermoso, reviviendo lo mejor de la tradición arquitectónica e incorporándolo a un diseño contemporáneo.
La residencia: tres dormitorios en la planta principal y un amplio baño con ducha a ras de suelo en el área privada, una cocina independiente, una gran sala de estar junto al comedor de doble altura, que conduce a un acogedor porche con vistas a las colinas y al cauce del río Palancia. En la segunda planta se encuentra el espacio para su uso como estudio/biblioteca y para pasar las mejores horas del día dedicadas al trabajo intelectual y a la lectura, nutriendo el espíritu y la mente. La terraza a la que se accede desde este estudio es una clara invitación a pasar horas contemplando el cielo nocturno, a simple vista o a través de un telescopio en las noches de verano. Al final del porche que se extiende desde la terraza, hay un trastero que se puede utilizar como lavadero.
Toda la casa se calienta con radiadores en cada habitación (el agua caliente es proporcionada por una caldera de gasoil, alimentada desde un tanque subterráneo en el garaje con capacidad para 3.000 litros).
Una casa como esta es un lujo en un pueblo como Algar de Palancia y una joya única al alcance de quienes pueden apreciarla.
