La finca (55.360 m2) se encuentra en el corazón de la Axarquía malagueña, concretamente en el término municipal de Sedella, a los pies del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Aparentemente podría parecer una casa de campo más, pero lo cierto es que guarda un encanto especial que solo unos pocos son capaces de apreciar.
Para entender un poco mejor las peculiaridades que esconde esta casa debemos remontarnos a los años 80, fecha en la que se compran los terrenos. Edgar, así es como se llamaba aquel hombre que empezó el proyecto, se propuso reconstruir sobre plano original una edificación antigua y derruida con el objetivo de mantener la estructura de lo que en su momento fue un establo típico de la comarca. Además, en el lado norte de la casa, se puede observar una especie de plazoleta con un suelo de piedras perfectamente encajadas unas con otras y con una palmera en el centro rodeada por unos finos bancos de piedra. Pues nada más lejos de la realidad, se trata de una era, una estructura que se utilizaba antiguamente para separar el grano de la paja.
La finca colinda con la carretera que une el municipio de Canillas de Aceituno con Sedella, conocida la zona comúnmente como El Puerto. Concretamente, para poder llegar a la casa deberás subir un pequeño carril de tierra con desnivel situado dentro de la parcela. Respecto a la vegetación, principalmente alberga un número considerable de olivos en una de las laderas y ejemplares de pinos, eucaliptos y algunos almendros esparcidos por la zona. Un lugar idóneo para sacar rendimiento a la tierra o incluso para tener a tus animales sueltos dentro del recinto como así estuvieron los caballos de Edgar, que siempre venían a su búsqueda al grito de “Come along!” (¡Venid!).
El terreno dispone de dos establos y dos almacenes, todos ellos con conexión de luz y agua, que podrían ser adaptados para un uso distinto. También, en el lado sur de la casa, se sitúa una piscina acompañada de una barbacoa y una cocina de obra para disfrutar del entorno en épocas de verano. Además, hay un pozo propio con motor para abastecer la finca, así como un depósito de agua con capacidad de 20.000 litros aproximadamente.
En el interior de la vivienda, encontrarás muebles y decoraciones que te remontarán a otra época, era algo que quiso buscar en todo momento Edgar. Además, no tendrás que poner demasiada atención para darte cuenta de las espectaculares vigas de madera que soportan el techo y de la luminosidad que tiene la casa con sus grandes ventanales. Presenta dos dormitorios, un cuarto de baño común y un dormitorio familiar con un cuarto de baño integrado, así como un lavadero. Al mismo tiempo, tiene una cocina abierta a un comedor amplio y con salida a la terraza, la cual está cubierta todavía por travesaños que servían como guía y soporte a unas bonitas parras que estuvieron en su momento, siendo un sitio perfecto para comer con la familia y amigos o para ver un magnífico atardecer. Y por último y no menos importante, atesora uno de los rincones más mágicos de la casa, el salón. En su puerta podrás ver talladas las palabras “No Yahoos” (No hombres), algo de esperar de un apasionado de Los viajes de Gulliver y del cine en general. Una vez dentro, observarás unas estanterías extraordinarias en las que reposan numerosos libros y películas. Más adelante, en medio de la sala, verás ubicados un sillón y unos sofás con tapicerías pintorescas desde donde siempre se contaron historias interesantes bajo el fuego de una estufa de leña. Y finalmente, al fondo apreciarás un escritorio que cuanto menos te parecerá sacado del estudio de un personaje literario de relevancia.
En definitiva, si estás buscando una casa de campo como las de antaño en la que poder disfrutar de vistas y tranquilidad, no te lo pienses, esta es tu casa.
¿Vas a dejar pasar la oportunidad?
